viernes, 2 de abril de 2010

NACIONALISMO

Hace unos cuarenta años leí en una revista de difusión mundial que uno de los " grandes pecados" de la humanidad era el nacionalismo. Han pasado unas décadas y la realidad se ha encargado de demostrar con guerras y genocidios la verdad de aquella afirmación.
Como escribió George M. Taber: "De todos los ismos políticos de la historia, el más marcado tal vez sea el nacionalismo, [...] En su nombre se ha vertido más sangre que en el de cualquier otra causa salvo la religión. Los demagogos han incitado durante siglos a turbas fanáticas culpando de todos sus problemas a algún grupo étnico de los alrededores".

¿Cómo surge -lo que en palabras de Erich Fromm - se define como esa " forma de incesto,[que ] es idolatría, es locura, es un culto ... ?


Hay quienes dicen que ya en la antigua Grecia surge la idea de " la soberanía del pueblo", de la " democracia", pero la realidad es que la llamada democracia griega de entonces existía en pocas ciudades-estado y en ellas solamente votaban los varones con ciudadanía que eran menos de la mitad de la población, las mujeres, los esclavos, los forasteros estaban excluidos. Sin duda ni era democracia, ni soberanía popular.

¿Quiénes promovieron el concepto de la soberanía del pueblo?

Lo introdujeron en la Edad Media los teólogos católicos. En el siglo XIII, Tomás de Aquino mantuvo que aunque la soberanía tenía su origen en Dios, se le había conferido al pueblo.

Su obra Suma Teológica señala: " la mejor constitución en una ciudad o nación es aquella en que uno es el depositario del poder y tiene la presidencia sobre todos, de tal suerte que algunos participen de ese poder y, sin embargo ese poder sea de todos, en cuanto que todos pueden ser elegidos y todos toman parte en la elección. Tal es la buena constitución política, en la que se juntan la monarquía –por cuanto es uno el que preside a toda la nación–, la aristocracia –porque son muchos los que participan en el ejercicio del poder– y la democracia, que es el poder del pueblo, por cuanto éstos que ejercen el poder pueden ser elegidos del pueblo y es el pueblo quien los elige. Tal fue la constitución establecida por la ley divina".

Surge la pregunta : ¿Por qué impulsaban la idea de la soberanía popular los teólogos de una Iglesia en la que el pueblo no tenía voz alguna en la elección de papas, obispos y sacerdotes?

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