miércoles, 3 de septiembre de 2008

Cuando escribimos ordenamos nuestros pensamientos, seleccionamos las ideas y las plasmamos en un lenguaje escrito de forma que puedan ser leídas por otros. Nos esforzamos por hacerlo con naturalidad y sencillez. Buscamos las palabras que expresen mejor nuestras ideas y las empleamos con propiedad para evitar ambigüedades.
Hay un ejercicio intelectual tras la escritura, hay un disfrute personal que se produce con independencia de si somos leídos o no. El escritor debe , ante todo, encontrar placer en la escritura sea cual sea la forma que elija al escribir y sea cual sea el objetivo que pretenda.