viernes, 2 de abril de 2010

De la soberanía del pueblo al nacionalismo

¿Por que iban a impulsar la idea de la soberanía popular los teólogos de una Iglesia en la que el pueblo no tenía voz alguna en la elección de papas, obispos o sacerdotes?

Existían dos grandes poderes que se disputan la autoridad suprema en Europa: el poder del emperador y el poder del papado.

La teoría de la soberanía del pueblo daba al papa el poder de destituir a un emperador o un monarca si lo estimaba oportuno. Así fomentando tal teoría se debilitaba la autoridad real frente a la papal. Se podía deponer a un rey injusto pero no era posible deponer a un papa por más inicuo que fuera.

Para el cardenal Belarmino y otros jesuitas, seguidores de Tomás de Aquino, todo poder y toda autoridad vienen de Dios, pero no pasa directamente de Dios a los gobernantes sino que son transmitidos por Dios al pueblo, tomado éste como un todo.

Es la doctrina de la soberanía popular. Los defensores de la soberanía popular veían así un medio de debilitar la autoridad real frente a la papal. Si la autoridad de los reyes viene del pueblo y está, por tanto, sometida a él, es manifiesto que está subordinada a la autoridad de los papas quienes mediante un procedimiento ordenado podían deponer a un rey injusto. De este modo la soberanía popular pasó a ser un arma que podía utilizar el papa para dirigir las decisiones de los soberanos y, si era necesario, lograr que los depusieran.

Pero la teoría de la soberanía popular terminó por volverse en contra de la Iglesia Católica. En los siglos XVII y XVIII, algunos filósofos como Thomas Hobbes, John Locke y el francés Jean-Jacques Rousseau, analizaron la idea de la soberanía popular. Elaboraron varias versiones de la teoría del “contrato social”.

Así Rousseau afirmó que para vivir en sociedad, los seres humanos acuerdan un contrato social implícito, que les otorga ciertos derechos a cambio de abandonar la libertad de la que dispondrían en estado de naturaleza. El Estado es la entidad creada para hacer cumplir con el contrato de derechos y deberes de los ciudadanos.


Tales derechos y deberes ya no se basan en la teología, sino en el “derecho natural”, lo que llevó a una pérdida de poder de la Iglesia Católica y del papado.

Cuando estalla la Revolución Francesa en 1789 los franceses repudiaron el derecho divino de los reyes, el dominio de la nobleza y las prerrogativas de la Iglesia Católica. No obstante si se hubiera seguido la doctrina del contrato social defendida por Rousseau todos los ciudadanos hubieran tenido la misma capacidad de decisión a la hora de elegir a sus gobernantes, se hubiera llegado a una democracia basada en el sufragio universal que no era deseada por los dirigentes de la Revolución Fancesa, porque , al fin y al cabo, aquella fue una revolución de la burguesía para alcanzar el poder que tenía la nobleza y el clero, no para dárselo al pueblo.

Entonces se establece el concepto de soberanía nacional según la cual el pueblo forma una " Nación", una entidad real que es la depositaria, la titular de la soberanía.El pueblo elige entre varias corrientes ideológicas, políticas o económicas, quienes nombran unos representantes de la soberanía que ahora obstenta la Nación. La aceptación de la Nación-Estado como fuente legítima de la que dimana la autoridad condujo al nacionalismo.

No se puede considerar, pués, al nacionalismo como un fenómeno muy antiguo, ni considerarlo como un elemento permanente de la conducta política. Son las revoluciones de Estados Unidos y Francia sus primeras manifestaciones importantes.

Un gran éxito de la burguesía, esto del nacionalismo, como escribió Ivo D. Duchacek : "El nacionalismo divide a la humanidad en unidades mutuamente intolerantes. En consecuencia,el hombre piensa primero como norteamericano, ruso, chino, egipcio o peruano, y en segundo lugar, si acaso, como ser humano."

No se requieren cualidades intelectuales o morales para ser nacionalista, basta con haber nacido en algún lugar para convertirse en un nacionalista.

Daniel Fried escribió: "El nacionalismo... se parece al alcohol barato. Primero te emborracha, después te ciega, y después te mata".

Bonita cita pero me quedo con la del insigne Josep Pla :" El nacionalisme es com un pet, només li agrada a qui se'l tira."

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